Donación de dos obras pictóricas al Museo de la Catedral de Valencia.
La primera obra se trata de una representación de San Pedro con el vaso sagrado, cuya iconografía es única en la historia de la pintura ya que nunca antes se le había representado en actitud mística con uno de los elementos mas representativos de la cristiandad.
En el detalle del rostro se aprecia mejor la técnica expresionista en el movimiento de las pinceladas y las texturas.
La segunda obra donada es una interpretación del Santo Cáliz suspendido en el aire, con una iluminación cenital, que evidencia la propiedad translúcida de la piedra sobre la que está tallado.